Manzanilla, la gran anti-inflamatoria


La manzanilla es una planta de la familia de las compuestas (género: aster - margaritas) herbácea anual muy olorosa, con el tallo fino y erguido, con muchas ramificaciones a los lados; que rematan con flores formadas por cabezuelas en forma de cono, con el centro amarillo y los pétalos blancos.

Da como fruto un aquenio. Tiene pocas hojas, que son pequeñas, pinnadas y de color verde grisáceo. Localización: Aparece en cualquier parte del campo, jardines, caminos, etc. Se extiende con muchísima facilidad, sin necesidad de cuidados especiales.

 

Es muy frecuente en toda Europa y Asia. Crece fácilmente en suelos removidos y con clima fresco, pero no frío. Recolección: Florece entre los meses de Abril y Agosto. Para uso medicinal se cosechan las terminaciones florales, cuando la planta presente todo su esplendor; labor que puede realizarse varias veces al año. Una vez recolectadas se procede al proceso de secado natural a la sombra y en un lugar ventilado que evite su putrefacción.

Propiedades: 

La flor de la manzanilla común tiene en su composición un aceite esencial que los árabes utilizaban para realizar fricciones, dado su efecto antiinflamatorio. También tiene
bisabolol, azuleno, camazuleno, flavonas, farneseno, flavonas, glucósidos cumarínicos y otro tipo de sustancias activas (quecetol y apigenina).

Las flores posee propiedades anti-inflamatorias, carminativas, desinfectantes, estomacales, diaforéticas, antiespasmódicas, antiflogísticas, antialérgicas y calmantes. Buen resultado en la inflamación de las vías urinarias. La infusión de manzanilla se puede aplicar como uso interno (en casos de gripe, diarreas, como relajante) o como uso externo (en forma de pomada, baños, emplastes).

Image: flickr

 

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