Diente de Leon, una amargura saludable.


Diente de Leon: Composición: Planta herbácea vivaz de la familia de las compuestas. Tiene una altura de 10 a 30 centímetros. De raíz nabiforme y roseta de hojas basales. Hojas polimorfas con los bordes dentados. Las flores se reúnen en el extremo al final de un bohordo piloso, son de color amarillo y sus frutos son aquenios.

Localización: En cualquier parte del campo, en las veredas de los caminos, en el césped. Recolección: Se recogen las raíces (marzo), tallos (marzo-abril), hojas (mayo-septiembre) y flores (abril-mayo). Las raíces del Diente de León hay que lavarlas mucho, se cortan a lo largo y se secan. Los tallos se recogen antes de que florezca la planta. Las hojas y flores en primavera.

Propiedades:

Aunque todas las partes de la planta tienen sustancias amargas (taraxicina e insulina), es en la raíz donde más concentración de las mismas aparece, además de
contener taraxisterol y homotaraxisterol (acción beneficiosa para el hígado y la vesícula biliar).

Ejercen una acción diurética natural debido a su contenido en sales de potasio. Las hojas frescas son ricas en vitamina C, consumiéndose en ensalada (cuidado en zonas donde se usen fertilizantes). Las flores poseen carotenoides.

Hace años se recomendaban a los enfermos de artritis y personas aquejadas de disfunciones hepáticas o renales; también para problemas oculares. Se utiliza actualmente con mucha frecuencia en fitoterapia.

Image: flickr


 

 

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